martes, 13 de febrero de 2007

El discurso remendón del Presidente

José Luis Rodríguez Zapatero fue muy duro con las palabras de Aznar.

El pasado domingo, 11 de febrero, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, obsequió a los asistentes del Palacio de Deportes de Dos Hermanas (Sevilla), con motivo del apoyo al "sí" del nefasto Estatuto de Andalucía, con una retórica supérflua y arcaica en la que el centro de su argumentación, si así se puede llamar, iba a parar en el rentabilizado tema de la Guerra de Iraq y las supuestas armas de destrucción masiva.

Así, Rodríguez Zapatero se apropiaba, una vez más, de la oratoria fácil al criticar las palabras del ex presidente Aznar que declaró que "cuando yo estaba no se sabía si había armas de destrucción masiva". A lo que el actual Presidente le replicó en dicho mitin que "sí hay armas de destrucción masiva en Iraq: guerra y odio".

Zapatero, a falta de un sermón más real con los aconteceres que padecen actualmente los españoles como la vivienda, el terrorismo o la inmigración, principales preocupaciones de la población civil que él tan entusiastamente dice representar, vuelve a recoger la diatriba populista que tan bien calca en la mal llamada izquierda mezquina de este país.

Rodríguez Zapatero tuvo tiempo, también, para dar lecciones al opositor y máximo responsable del Partido Popular, Mariano Rajoy, al que le recomendó enérgicamente que "conviene, y mucho, decir la verdad a los ciudadanos cuando estás en el Gobierno y al frente de un partido". Lo más gracioso de todo es que lo diga el Presidente que lo es por puro accidente, por la masacre del 11-M, y que quiere darle carpetazo cuante antes, no vaya a salpicar sus intereses más de lo que lo están en este momento.

Y para regocijo de su exuberante homilía pronunciada para todos los sevillanos asistentes, Zapatero no quiso pasar la oportunidad de presentar en sociedad al nuevo ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, verdadero azote de la derecha política, quién tiene muchas ganas de salir cuanto antes a la palestra y ponerse en acción. De esta forma, nuestro querido y bien amado Presidente de talante único y estilístico, completa su trío de ases junto a Cándido Conde Pumpido, Fiscal General de Zapatero, y Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior y héroe del 11-M, sujetos que le harán la vida más fácil para saltarse a la torera los intereses de los ciudadanos de este páis. Y entre esos intereses no está, precisamente, doblegarse ante una banda terrorista que extorsiona y mata disponiendo sus enmiendas anticontitucionales y antidemocráticas dejando, completamente de lado, a las víctimas que no cuentan más que con la palabra para hacerse valer. Y hasta eso, este Gobierno del irónico diálogo quiere arrebatarles.

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