Más que obesidad

Ahora, los servicios británicos han mantenido 'dires y diretes' con la madre del joven, Nicola McKeown, a la que no le importa, en absoluto, que su vástago engulla, por ejemplo, cuatro bolsas de patatas fritás al día.
Y es que los extremos son repugnantemente malos. De la misma forma que los servicios sociales intervienen si se hallan enfermedades como la bulimia o la anorexia ¿por qué no hacer lo mismo cuando se intenta cebar a un hijo como si fuera un animal de campo?
Lo que si queda claro es la irresponsabilidad de la madre en todo este asunto.
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