sábado, 17 de febrero de 2007

A vueltas con el Marine I

El Marine I navega sin rumbo fijo al igual que la política de Zapatero.La tomadura de pelo con la que nos hacen tragar los diversos Estados tercermundistas y en vías de desarrollo toma un nuevo capítulo con la crisis vivida debido al Marine I. Esta gran embarcación, paradigma de la inmigración por su alto número de individuos, es una situación lamentable resuelta malamente por el Ejecutivo español.

Resulta que los 229 inmigrantes están siendo baqueteados de un lugar a otro porque nadie quiere a esa ingente cantidad de hombres anónimos en sus territorios. De Santa Cruz de Tenerife para Mauritaria mareando la perdiz y mientras, como de costumbre, el Gobierno zapateril claudicando, que es lo suyo, al fin y al cabo.

Las buenas acciones morales, pero totalmente desatinadas y con falta de acierto, del Gobierno español en materia de inmigración no pueden caer más bajo. A los diversos tratados firmados por España para la venida y llegada de inmigrantes "legales", de forma regular, a tierras ibéricas de lugares recónditos como Guinea, Gambia y Senegal, donde se trata de untar de cuantiosos euros las administraciones de los déspotas africanos, ahora se une, una vez más, el método que mejor funciona en La Moncloa: aceptar las demandas del país y subvencionarles con más suculentos euros.

La verdad que, con políticas como la de fabricar leyes de efecto llamada, es normal que todo esto acontezca pues le tienen muy medida la talla a España.

Una política eficaz, en materia de inmigración, pasa primeramente por dejar de firmar y perder el tiempo con tratados ineficaces que fallecen en el mismo momento en que se aflojan los euros. Una medida eficiente sería la de intensificar la voz en Europa y pedir enérgicamente, una tras otra, hasta cansar, aburrir, cargar, fastidiar y hartar a la Vieja Unión hasta que oigan y acepten nuestras prerrogativas. Una de ellas sería la aprobación y llegada de ayudas económicas importantes para paliar las oleadas masivas de inmigrantes a nuestro país, directamente, y al resto de Europa, indirectamente.

España es puerta de entrada y, junto con Italia, son los dos países que deben tener clara una política clara y decisoria ratifica por la Unión Europea. Pero el plan y el borrador debe ser puesto desde las entrañas, desde el interior de la conjunción de estos dos Estados mediterráneos que mucho tienen en común, hasta sus nefastos gobiernos.

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